Crítica teatral: En tierra extraña

Texto: Juan Carlos Rubio
Dirección: Juan Carlos Rubio

Ayudante de dirección: Marisa Pino

Dirección musical: Julio Awad

Iluminación: Paloma Parra

Escenografía: Curt Allen Wilmer (AAPEE) | Leticia Gañán

Vestuario: Ana Llena

Caracterización: Chema Noci

Sonido: Javier Isequilla

Coreógrafo: José Antonio Torres

Dirección técnica: Guillermo Cuenca

Jefatura técnica: Gonzalo Martínez Alpuente

Producción: SOM Produce → Marcos Cámara | Pilar Gutierrez | José María Cámara | Juanjo Rivero | Carmen Márquez

Productor asociado: David Serrano

Idea original: Juan Carlos Rubio | José María Cámara

Reparto: Diana Navarro | Alejandro Vera | Avelino Piedad

En tierra extraña vuelve a Madrid, en esta ocasión al Teatro Marquina, que acogerá la obra de Juan Carlos Rubio y José María Cámara durante 7 semanas, en las que se espera repetir el tremendo éxito que resultó ser mientras se representaba en el Teatro Español, donde se mantuvo el cartel de sold-out para todas sus funciones.

La obra cuenta la historia del ficticio encuentro entre Federico García Lorca y Concha Piquer, en el que la cantante (y ayudada en gran medida de Rafael de León) pretende conseguir una canción escrita por el poeta. Así, iremos descubriendo poco a poco a unos personajes a los que todos conocemos en mayor o menor medida, así como las circunstancias que los rodean no sólo en sus vidas personales sino también en cuanto al escenario socio-político que asolaba el país en el momento de la supuesta reunión.

En tierra extraña se trata de una obra que aúna la comedia y el drama de una manera espectacular y de lo más natural, a lo que le ayuda la atmósfera que ha creado para ella su director: como espectador, puedes pasar de las carcajadas a la tensión de un momento para otro sin siquiera haberte dado cuenta de ello. Si a ello le sumamos un texto igual de brillante, el camino hacia el éxito lo tiene más que conseguido.

El triplete que conforman Diana Navarro (Rosa Piquer), Alejandro Vera (Federico García Lorca) y Avelino Piedad (Rafael de León) funciona a las mil maravillas, demostrando no sólo un talento irreprochable sino también una complicidad en el escenario que resulta una delicia para el espectador. Diana Navarro no necesita presentación, y es que se trata de una artista de los pies a la cabeza cuyo don supera con creces los límites que uno pudiera creer posibles antes de verla ponerse en acción. Ahora bien, se encuentra rodeada de dos portentos como lo son Vera y Piedad, consiguiendo entre los tres insuflar vida a unos personajes que no debe ser nada fácil interpretar, pero a los que bordan en sus papeles.

Por su lado, la escenografía es bastante simple, pero la manera en que se utiliza durante la obra resulta deslumbrante. Hay que tener en cuenta, además la iluminación que se utiliza para cada escena, que desempeña un trabajo impecable y que es uno de los elementos que más me ha gustado dentro de la puesta en escena de la obra.

Algo que me ha gustado mucho es que es bastante neutra a la hora de contar todo los acontecimientos históricos, sin ser partidaria de ninguno de los dos bandos que se habían ido creando durante los últimos años. 

En definitiva, En tierra extraña se trata de una obra de diez: te deja sin palabras, te falta el asiento y te pone los pelos de punta a partes iguales y no hay en ella nada que sea censurable. ¡Merece la pena de principio a fin!