Matilda es una niña muy despierta, inteligente e ingeniosa, que vive en un entorno familiar que no sabe apreciar su gran potencial. Cuando cumple seis años y medio, es enviada a la escuela: un lugar horrible, donde el alumnado vive subyugado bajo las estrictas órdenes de una terrible directora, antigua campeona olímpica. Allí descubrirá su gran poder: la capacidad de mover cosas con el pensamiento. Gracias a él trazará un astuto plan para sacarse de encima a la directora y hacer más plácida y tranquila la vida en la escuela.
Matilda, el famoso musical basado en la aclamada novela de Roald Dahl, desembarcó en Madrid el pasado 30 de septiembre después de haber triunfado en el West End londinense y en Broadway, donde ha conseguido encandilar a sus espectadores, habiéndose producido también una versión para la gran pantalla en 2022. La adaptación teatral de esta historia se ha convertido en todo un éxito rotundo desde su éstreno y se puede disfrutar en el Nuevo Teatro Alcalá hasta el próximo 25 de junio.
El escenario, al no contar con telón, sorprende a los espectadores desde el momento en que se adentran en la sala, transformándose en un mundo de fantasía que transporta al público a la vida de la pequeña y extraordinaria Matilda. Los decorados son impresionantes, complementando a la historia de una manera impresionante y creando un ambiente visualmente estimulante. Además, su transición de una escena a otra es ingeniosamente ágil a la vez que fluida y sus efectos especiales te introducen dentro de la narrativa de una manera absolutamente mágica.
El elenco es simplemente excepcional y el espectador saldrá del teatro asombrado por el gran talento que demuestran, sobre todo, los más pequeños del reparto, que son brillantes. Además, la energía y la pasión que transmiten en cada escena son contagiosas y mantienen a la audiencia totalmente involucrada durante toda la función. Ahora bien, la directora de la escuela, la señorita Trunchbull, no resulta tan temible como uno podría esperar y la señora Wormwood tiende a estar un tanto sobreactuada, con lo que sus intervenciones pueden sacarte de la historia en algún que otro momento.
Por otro lado, la caracterización de los personajes tanto a nivel de vestuario como de maquillaje y peluquería está tan bien escogida que cada uno de ellos está meticulosamente representado a través de un detallado trabajo que refleja su personalidad. Sin embargo, si bien es cierto que se podría entender la motivación del mismo, el aspecto de la señorita Trunchbull puede resultar un tanto exagerado, especialmente si hablamos de su maquillaje, brindándole una apariencia no tan natural y auténtica como podría esperarse.
La música y las canciones que forman parte del musical, acompañadas de la puesta en escena, son tan cautivadoras que hacen que el espectador no pueda apartar la mirada del escenario en ningún momento, estando en un constante asombro ante el gran talento que demuestran todos y cada uno de los miembros del reparto en todas ellas. Destaca, no obstante, Si eres mayor (When You Grow Up), cuyo número musical está coreografiado de una forma brillante y ejecutado con una energía increíble, dando como resultado una escena totalmente mágica e inolvidable. Además, las melodías de todas ellas son tan pegadizas que saldrás del teatro sin poder quitártelas de la cabeza, elemento al que se une la letra tan inteligente que tienen y que tan bien llevadas están al español.
En definitiva, el musical de Matilda es una experiencia teatral encantadora y repleta de magia que no se puede perder. Con un elenco excepcional y una producción impecable, es una delicia para los sentidos. Un musical para grandes y pequeños, que cautiva de principio a fin.
Nueva York, 2017. Cora Merlo, médico residente de primer año, sufre un infarto fulminante que la obliga a un trasplante de corazón. Aún convaleciente la joven recibe la visita de una extraña mujer con una enigmática oferta: pasar unos días en Steelville, un pequeño pueblo de interior, para conocer la vida de su hijo Charles, el donante de su corazón. Cora se adentra así en un hogar lleno de secretos, en un misterio que se extiende durante veinte años y en un pueblo hermético en el que, justo el día de su llegada, desaparece un bebé en un parque público.
Javier Castillo (Málaga, 1987) se ha consolidado como uno de los autores más destacados de thriller en España,habiendo recibido elogios tanto de la crítica como del público. Sus obras han sido traducidas a varios idiomas, alcanzando un gran éxito internacional. El cuco de cristal, su sexta novela, viene pisando fuerte, logrando convertirse en bestseller desde el momento de la preventa.
El cuco de cristal de Javier Castillo es una novela que te sumerge en una trama emocionante y llena de giros inesperados. Con su habilidad para tejer una narrativa adictiva, su autor ha creado una obra que atrapa al lector y lo mantiene intrigado hasta el final.
El ritmo de la novela es vertiginoso, con capítulos cortos que mantienen la tensión en constante ascenso. Javier Castillo domina el arte de mantener al lector enganchado. La forma en que alterna entre distintas líneas de tiempo añade una capa adicional de intriga a la narrativa, a pesar de que no se trate de algo novedoso, alcanzando así una armonía casi perfecta entre lo que vamos descubriendo de cada una de esas líneas temporales. Se trata, pues, de un ingenioso juego en el que el lector va a ir adentrándose por completo en su trama, que resulta de lo más intrigante,
Ahora bien, no todo funciona tan bien dentro de la historia como podría parecer en un primer momento: el final es sorprendente, pero uno de los acontecimientos que rodean a sus personajes durante el desarrollo de toda la novela que es de lo más previsible, a la vez que no aporta nada a la historia y a la manera en que se desarrollan los hechos y que le puede resultar un tanto forzado al lector.
Javier Castillo utiliza en su novela un estilo claro y directo que funciona a la perfección y al que solo se podría cuestionar en dos aspectos. El primero de ellos es en cuanto a los diálogos, que en ocasiones pueden sonar bastante artificiales, a pesar de que no se trata de algo constante. El segundo es en cuanto a los finales que ha decidido dar a muchos de sus capítulos, con unos ganchos que terminan por hacerse de lo más repetitivos y con los que da la sensación de que se estuviera esforzando demasiado en mantener la tensión cuando es algo que se podría haber logrado de por sí con su historia.
Sus personajes, por otro lado, tienen a sus espaldas unas historias que son un constante remolino de emociones, que te conmueven y te dejan vulnerable en más de una ocasión, haciendo así que quieras desvelar todo lo posible no solo sobre su protagonista, Cora, sino también sobre Charles y Jack. No se puede negar que se podría haber profundizado más en ellos, pero su papel en la historia se mantiene coherente en todo momento.
En resumen, El cuco de cristal es una lectura ligera y entretenida que te mantendrá al borde del asiento, con la que Javier Castillo demuestra una vez más su talento como narrador, atrapando al lector con una trama apasionante y una tensión que no da tregua, incluso cuando el lector pueda encontrarse en ella algún que otro elemento que no lo termine de convencer.
