26 diciembre, 2021

Reseña: Un beso de Dick de Fernando Molano Vargas

Título:
Un beso de Dick
Autor: Fernando Molano Vargas
Saga: No / Autoconclusivo
Editorial: Blatt & Ríos
Número de páginas: 208
Fecha de publicación: 17 de noviembre de 2021 | 1992 [original]

Fernando Molano Vargas (Bogotá, 1961 - Bogotá, 1998) es el autor colombiano de la novela Un beso de Dick, con la que ganó el Concurso Literario de la Cámara de Comercio de Medellín en 1992. En 1995 recibió una Beca de Creación de Colcultura para terminar de escribir la que sería su segunda novela, cuyo manuscrito estaba listo dos años más tarde a pesar de que no fue publicada hasta 2012, de manera póstuma: Vista desde una acera. En 1998 publicó su poemario Todas mis cosas en tus bolsillos

En Un beso de Dick,  Fernando Molano Vargas nos cuenta la historia de Felipe, un adolescente colombiano que vive en Bogotá y que es aficionado al fútbol que está enamorado de su amigo y compañero de equipo Leonardo. Una historia de amor y de amistad en los años 80. 

Gracias a Babelio y a la editorial argentina Blatt & Ríos (que edita desde España desde 2020), recibí hace unos días un ejemplar de esta novela, que me llamó la atención desde el mismo momento en que pude ver su portada y cuya sinopsis terminó por convencerme por completo para animarme a leerla y, en cuanto la tuve en mis manos, no pude evitar empezarla.

Sus primeras páginas me pillaron totalmente desprevenido y fueron como ese soplo de aire fresco que llevaba necesitando desde hace un tiempo en los libros que estaba leyendo, sobre todo en cuanto a su forma. Me explico: su estilo me dejó descolocado porque nunca había leído nada parecido, pues nos encontramos ante una novela con una prosa muy directa, en la que Fernando Molano Vargas nos habla sin tapujos ni tabúes a través de la narración en primera persona de Felipe. Ahora bien, esta manera de narrarnos su historia en ocasiones se nos puede hacer algo caótica (sobre todo al principio) porque viene y va de un tema para otro sin darnos muchas explicaciones.

Ilustración por Toibara.
Tiene un lenguaje bastante cercano, haciéndote partícipe de una conversación íntima con nuestro protagonista en la que sentimos como si Felipe fuera un viejo amigo con el que nos acabamos de reencontrar y que se está desahogando con nosotros. No obstante, hay ocasiones en que las palabras que utiliza nuestro confeso pueden resultar algo complicadas para el lector español, ya que aparecen en la novela bastantes regionalismos que nos resultan desconocidos por completo (pero de los que resulta interesantísimo de desengranar su significado). 

Fernando Molano Vargas ha logrado algo mágico con su librito, pues somos muchos los que nos podemos ver reflejados en las situaciones que vive Felipe e incluso en los pensamientos que le cruzan por la cabeza o en cómo se siente en determinados momentos, estando así ante uno de los protagonistas más de carne y hueso que se puede encontrar en una novela.

Además, al tratarse de una obra tan cortita se puede leer en apenas unas horas, hecho que lo facilita el que se trate de una historia que sientes la necesidad de devorar, pues quieres saber cómo avanza y qué es lo que va a pasar con sus personajes. 

En la trama, por otro lado, nos vamos a encontrar con toda esa serie de luces y sombras que podemos ver en cualquiera de nuestras vidas. Con todo eso, llega la Segunda Parte de la novela, que es como recibir un puñetazo en el estómago y con la que empiezan a aflorar en tu interior toda una amalgama de sentimientos que te dejan totalmente tocado y destrozado.

La novela, asimismo, te lleva a reflexionar: el libro cumple 30 años en 2022 y parece mentira que se haya avanzado tanto pero a la vez tan poco en según qué cosas, consiguiendo que se te quede una sensación agridulce en el cuerpo incluso cuando has terminado de leerla.

Un beso de Dick de Fernando Molano Vargas es, en definitiva, una novela que va directa al corazón, sin tabúes y sin complejos, con todas las dualidades que podemos encontrar en la vida misma. «Debe ser porque la belleza golpea muy duro» dice su autor en el propio texto y creo que no habría una frase más adecuada para definir su obra.
Ilustración por Carlos Gonzalves.

20 diciembre, 2021

Reseña: Todas las fotos que me hiciste de Nora Blues

Título:
 Todas las fotos que me hiciste
Autor: Nora Blues
Saga: No / Autoconclusivo
Editorial: Ushuaia
Número de páginas: 348
Fecha de publicación: 1 de marzo de 2021

Nora Blues lleva ideando historias desde que era pequeña, aunque no ha sido hasta este año cuando ha publicado su primera novela, Todas las fotos que me hiciste.

Paula se acaba de graduar como periodista y se muda a Madrid para tener su primer trabajo como becaria en uno de los periódicos de la ciudad. Sin embargo, un encuentro ¿fortuito? con Mario, el adinerado dueño de una empresa de fotografía, pondrá su vida patas arriba.

Para bien o para mal, hay algunos libros que te entran por los ojos: tienen una portada que te cautiva desde que la ves y, sin saber nada de ellos, te animas a comprarlos. Este es el caso de Todas las fotos que me hiciste de Nora Blues, que tiene una portada preciosa, además de unos inicios de capítulo que también son todo un lujo de ver, con lo que lo primero que destacaría de la novela es la edición tan cuidada que nos presenta y que te deja totalmente embelesado.

Así pues, empecé a leer este libro sin apenas tener ni idea de qué era lo que iba a encontrarme en él, pero he de admitir que, después de leer su primer capítulo, estuve a punto de abandonarlo. No porque no me llamara, sino porque pasé realmente miedo y angustia ante la historia que estaba leyendo. Sin embargo, como no sabía si esa era la sensación que pretendía conseguir su autora, me animé a darle una oportunidad.

En Todas las fotos que me hiciste nos encontramos ante una historia romántica que, a mi parecer, no es del todo creíble desde el mismo comienzo de la misma, puesto que todo va demasiado rápido y, sin pretender hacer spoilers, el hecho de que Mario y Paula estén completamente enamorados el uno del otro cuando apenas se conocen te deja bastante frío. Además, la base de su relación es demasiado inestable como para ser verdad: Mario es un acosador de manual, que crea con Paula una relación un tanto tóxica, por lo que no conectas con lo que se está contando en ningún momento.

Ahora bien, uno de los puntos positivos de la novela es el misterio que rodea esa relación, pues sabes que hay algo oculto en todo lo que está sucediendo pero no terminas de descubrir de qué se trata. Además, vamos viendo cómo Paula se mete en la boca del lobo poco a poco, lo que consigue atraparte por completo, ya que tienes ganas de saber cómo avanza la historia, qué es lo que va a suceder a continuación y si de verdad va a tomar el camino que parece que se va tomando. 

Por otro lado, hay que admitir que una vez se llega a los capítulos finales se llega a entender todo lo que está sucediendo entre ambos y se cierra la historia de tal manera que no queda ningún cabo suelto, aunque es cierto que la relación entre ambos sigue sin resultar del todo creíble y que se sostiene de milagro sobre una base que parece tambalearse a cada momento.

Por su parte, el erotismo y la sensualidad que rodean toda la trama están narrados de una manera espléndida, consiguiendo meterte por completo en la atmósfera del momento que están viviendo nuestros dos protagonistas.

Nora Blues ha escrito una novela con un estilo más que correcto, con una prosa que, para ser su primera novela, está muy bien conseguida (a pesar de que se echa en falta una diferenciación algo más clara en cuanto a los estilos de Mario y Paula, ya que la historia está narrada en primera persona por ambos y en ocasiones es fácil creer que quien está narrándola es el otro si no fuera porque siempre dice al principio cuál es el punto de vista que vamos a leer en ese momento). No obstante, se han escapado varias erratas que te pueden sacar de la historia (como ubicaci9ón, la confusión de la forma vulgar ves para el imperativo del verbo ir, la ausencia de alguna que otra palabra para que se comprenda la frase o incluso alguna letra en una palabra...), pero al final no son tantas como para entorpecer la lectura y no disfrutar de ella.

Otro de los puntos a valorar acerca de la novela son sus personajes, puesto que están muy bien construidos y, a pesar de todo, terminan por resultarte simpáticos, además de que somos testigos de una evolución en ellos que resulta creíble. No puedo decir, en cambio, que lograra empatizar del todo con ellos ni con su historia.

En definitiva, Todas las fotos que me hiciste se trata de un libro que resulta entretenido y que te consigue enganchar a pesar de que haya en él varios aspectos que no convencerán al lector. 

13 diciembre, 2021

Crítica teatral: ¡Viva la Pepa!

Texto: Juan Luis Iborra | Sonia Gómez
Dirección: Juan Luis Iborra
Reparto: Pepa Rus
Escenografía: Eduardo Moreno
Iluminación: Juanjo Llorens
Producción: Deleite Producciones | Pentación Espectáculos | Juan Luis Iborra

¡Viva la Pepa!, el monólogo cómico de Juan Luis Iborra y Sonia Gómez, vuelve al teatro. Desde el pasado 3 de diciembre (y hasta el día 30 del mismo mes), la sala Lola Membrives del Teatro Lara acoge la obra protagonizada por la actriz Pepa Rus (Aída, La que se avecina).

La obra nos pone frente a la única madre soltera de gemelas de Melilla que, a través del humor, nos va desvelando poco a poco ciertos aspectos de su vidas y qué fue lo que le hizo llegar a su situación actual.

Tan sólo un día después de su estreno en el Teatro Lara, fui a ver ¡Viva la Pepa! sin saber mucho sobre la obra y sin haber llegado a investigar tampoco sobre ella en lo más mínimo: sabía que estaba Pepa Rus y que se trataba de un monólogo cómico y no me hacía falta nada más. Quería que me sorprendiera, y así fue. El texto, claro ejemplo de frescura, nos lleva constantemente del pasado al presente, dándonos pequeñas pinceladas de la vida de Pepa con las que vamos obteniendo una visión mucho más completa del lienzo que es su vida, consiguiendo que conectemos con la protagonista, cuyos trazos están tan bien perfilados.

La obra destaca sobre todo por el humor con el que Pepa se toma la vida (incluso cuando lo que esta trae consigo no sea en nada positivo), consiguiendo así una historia agridulce, pero que es directa y que te golpea con una bofetada de realidad en los momentos en que se deja un poco de lado la comedia para pasar al drama. Ahora bien, es cierto que hay algunas ocasiones en las que las transiciones de la comedia al drama son demasiado bruscas, con lo que llegué a desconectar durante unos instantes de lo que se me estaba contando, además de que hay algunas escenas en las que parece que se juega con el populismo o la demagogia (a pesar de que las palabras de Pepa llevan escondidas siempre la verdad y funcionan a la perfección dentro del contexto de la obra), trayendo consigo unas escenas de lo más conmovedoras y en las que la nostalgia juega un papel importante. 

Estamos ante una protagonista que despilfarra encanto, con una inocencia y un punto de vista que te abre los ojos respecto a muchos de los temas que se tratan en la obra. Además, esos momentos en los que la comedia va ganando terreno dentro de la historia, se tratan asuntos tan cercanos a nuestro día a día y con los que lidiamos tan a menudo que es imposible que evitemos que aparezca (cuanto menos) una leve sonrisa en nuestros labios.

La escenografía o, en general, el atrezzo de la obra es de lo más simple, acudiendo incluso a cambios en el vestuario por parte de la protagonista en el mismo escenario, pero no se echa en falta nada más dentro del espectáculo, en parte gracias al desparpajo que tiene Pepa Rus sobre las tablas y a la hora de narrarnos su historia.

La actriz hace un papel sobresaliente en el escenario, desenvolviéndose con una soltura que no es fácil encontrar. Además, el brillo de sus ojos habla por ella en muchas de las ocasiones, llegando a transmitir a niveles inesperados todo lo que está viviendo su personaje. De hecho, la intérprete consigue que el público se implique de lleno en la historia, lo que hace que la magia del teatro llegue hasta todos los lugares de la sala.

¡Viva la Pepa! es, en conclusión, una obra en la que sus cerca de 70 minutos pasan volando ante los ojos del espectador, que verá reflejada una realidad sobre la que muchas veces pasamos por alto y en la que el humor está siempre presente.

12 diciembre, 2021

Crítica de cine: Soltero en Navidad (2021)

Título:
Soltero hasta Navidad
Título original: Single All the Way
Dirección: Michael Mayer
Producción: Joel S. Rice
Guion: Chad Hodge
Reparto: Michael Urie | Philemon Chambers | Luke Macfarlane | Barry Bostwick | Jennifer Robertson | Jennifer Coolidge | Kathy Najimy
Duración: 101 min.
Estreno: 2 de diciembre de 2021
Productora: Muse Entertainment
Distribuidora: Netflix

Netflix continúa ampliando su catálogo de películas originales con Soltero hasta Navidad, la que será la primera comedia romántica navideña con representación gay de la plataforma.

Peter se marcha de Los Ángeles y vuelve a su pueblo natal en New Hampshire para pasar las festividades navideñas con su familia, para quien siempre será el "eterno soltero", por lo que convence a su mejor amigo (y compañero de piso) Nick para que lo acompañe y finjan ser pareja, que parece ser lo que más desea su familia desde que ambos se conocen.

Quien me conozca, sabe que soy muy fan de las películas navideñas y de la Navidad en general, por lo que siempre intento ir al día con los últimos estrenos del género y Soltero hasta Navidad no podía ser una excepción. No sabía muy bien qué esperar respecto a ella, pero he de admitir que te absorbe por completo desde el momento en que das al play, ya que nos presenta una historia de lo más entretenida y con la que, a pesar de no contar nada nuevo, es posible empatizar. 

La inclusión de unos protagonistas pertenecientes al colectivo LGBTQ es todo un acierto y hace que el filme resulte original, incluso cuando podemos encontrar en él una historia en la que abundan los clichés. Por otro lado, la naturalidad con que se trata el tema y todos los guiños con los que me he ido topando a lo largo de la película hacen de ella una comedia divertida y cercana.

Ya hemos mencionado que el argumento cuenta con unos tópicos que ya están bastante trillados dentro del género, a lo que habría que añadirle que el final es de lo más predecible que he visto en mucho tiempo, aunque está tan bien llevado que resulta demasiado tierno, además de haber logrado contarnos una historia de amor preciosa que me ha tenido con una sonrisa algo bobalicona durante su hora y cuarenta y un minutos.

La química existente entre Michael Urie (Peter) y Philemon Chambers (Nick) es excepcional y sus minutos en pantalla son todo un deleite para el espectador. Otro de los aspectos que más me ha gustado sobre la película es, también, la forma en que tanto ellos como Luke Macfarlane (James) gestionan sus sentimientos y la responsabilidad afectiva que demuestran, pues (incluso cuando se equivocan) buscan hacerse el mínimo daño posible los unos a los otros.

La familia de Peter, además, resulta encantadora desde el momento en que van apareciendo en pantalla, ganándose un pequeño hueco en tu corazón y destacando sobre todo a los personajes que interpretan Barry Bostwick (Harold), Jennifer Coolidge (tía Sandy) y Kathy Najimy (Carole).

En definitiva, Soltero hasta Navidad es una historia cálida, emotiva y conmovedora que suple todos sus defectos de una manera más que adecuada, solventándolos y logrando que la película se convierta en todo un clásico navideño. ¡Un filme que te derretirá el corazón!

07 diciembre, 2021

Crítica teatral: Comedia sin título

Texto: Federico García Lorca
Versión y dramaturgia: José Manuel Mora | Marta Pazos
Dirección: Marta Pazos
Reparto: Georgina Amorós | Marc Domingo | Alejandro Jato | Cristina Martínez | María Martínez | Clara Mingueza | Koldo Olabarri | Mabel Olea | Carlos Piera | María Pizarro | Chelís Quinzá | Luna Sánchez | Paula Santos | Camila Viyuela
Escenografía: Max Glaenzel
Iluminación: Nuno Meira
Vestuario: Rosa Tharrats
Coreografía y dirección de movimiento: Guillermo Weickert
Música original: Hugo Torres
Duración: 120 min.
Producción: Centro Dramático Nacional

Federico García Lorca se encontraba trabajando en el manuscrito de la que hoy en día se conoce como Comedia sin título, del que sólo llegó a escribir el borrador del primer acto, cuando lo asesinaron. Ahora, Marta Pazos se enfrenta a la ardua tarea de representar la obra inacabada de uno de los grandes maestros de la literatura universal.

La obra, que forma parte de la trilogía del teatro imposible, versa sobre las posibilidades del teatro (qué puede ser y qué no puede ser teatro), donde cobra un gran protagonismo la dualidad entre la verdad y la mentira, entre la realidad y la ficción.

El Teatro María Guerrero acoge desde el pasado 12 de noviembre (y hasta el 26 de diciembre) esta representación de una obra de Lorca que, a nivel textual, su directora ha decidido mantener tal cual llegó a nosotros, haciendo de ella toda una experiencia fascinante desde el momento en que se levanta el telón del escenario.


Siendo sincero, me daba algo de miedo ir a ver Comedia sin título porque parecía demasiado vanguardista para lo que suelo ver y disfrutar (de hecho, nunca había visto una obra de este estilo hasta el momento), pero no me arrepiento en lo absoluto de haberme atrevido a hacerlo: Marta Pazos ha trasgredido todo lo que conocemos como teatro tradicional, ofreciéndonos una nueva visión sobre lo que puede llegar a ser el teatro a través de un espectáculo totalmente hipnótico. ¡No quería ni podía apartar la mirada del escenario a lo largo de toda la representación! ¡Y ni se diga pestañear! No quería perderme nada de lo que estaba ocurriendo ante mis ojos. 

Las palabras de Lorca cobran vida en el escenario con ayuda de las metáforas que ha creado Marta Pazos para el que sería el último texto del autor, dando como resultado una obra que te absorbe por completo y que está a la altura de lo que Lorca llegó a escribir antes de ser asesinado.

Comedia sin título se trata de una representación bastante compleja, pero con la que he llegado a sentir que el teatro está vivo, que respira como lo hacemos cualquiera de nosotros. Durante la función, la compañía juega con una serie de elementos que nos presentan el teatro como nunca antes lo habíamos visto y que nos hacen sentir como si estuviéramos dentro de la representación misma, dándonos a conocer también algunos de los secretos que hay entre bambalinas. Creo que hablo por todos los que hemos podido ver la obra cuando digo que hemos podido sentir la magia del teatro sobre las tablas del Teatro María Guerrero. 

En cuanto al trabajo realizado por el reparto, poco se puede decir, considerando que se mueve en el escenario con una soltura digna de los más grandes, haciendo muestra de unos movimientos de lo más naturales en cada una de las escenas que conforman la obra, incluso cuando deben dejarse llevar por el frenesí del momento. Por su parte, el dinamismo que hay en la entrada y salida en escena del reparto es de lo más original y sugerente. Además, llevan a cabo una coreografía arrebatadora y que secuestra todas las miradas del público.


La puesta en escena de la obra es, además, una absoluta maravilla. La música y los efectos de sonido que la acompañan, totalmente innovadores, la dotan de una frescura que, en muchas ocasiones, resulta difícil de encontrar. Además, la incorporación de música en directo (que convive de manera sublime con aquella que se reproduce desde la mesa de sonidos) es todo un acierto. La iluminación, además, está coordinada impecablemente con lo que estamos observando en la escena, con un juego de luces que consigue el ambiente adecuado para la obra en cada momento. Por su lado, el vestuario y el maquillaje que podemos observar en el reparto (o la ausencia de los mismos) siempre nos tienen algo que decir, lo que le aportan mucha más vitalidad a esta interpretación de Comedia sin título. La libertad escénica ante la que nos encontramos, en definitiva, rezuma creatividad y originalidad por todos sus poros.

Un texto incompleto pero que ha complementado a la perfección Marta Pazos con su representación, logrando que los espectadores acudan al teatro a ver algo cuasi milagroso resultante de esta oda al teatro y a todos los elementos que lo conforman. ¡Hacía mucho que una obra no me ofrecía una experiencia tan catártica! 

04 diciembre, 2021

Reseña: En tus zapatos de Beth O'Leary

Título:
 En tus zapatos
Título original: The Switch
Autor: Beth O'Leary
Saga: No/Autoconclusivo
Editorial: Suma de Letras
Número de páginas: 432
Fecha de publicación: 26 de noviembre de 2020

Beth O'Leary (Inglaterra, 1992) consiguió el éxito internacional después de la publicación de su primera novela, Piso para dos (The Flatshare), en 2019. En tus zapatos (2020), su segunda novela, también ha recibido una gran acogida entre los lectores alrededor del mundo y será llevada próximamente al cine. 

Después de perder a su hermana Carla por culpa del cáncer, Leena se ve obligada a tomarse unas vacaciones forzosas del trabajo cuando se le ocurre una idea un tanto disparatada: ¿y si intercambia su vida con la de su abuela Eileen, incluyendo sus teléfonos móviles? Así, Leena terminará viviendo en un pequeño pueblo de los Yorkshire Dales llamado Hamleigh-in-Harksdale y Eileen se encontrará en la gran ciudad de Londres, viviendo una aventura como hasta entonces ninguna de las dos se hubiera imaginado.

En tus zapatos de Beth O'Leary es una novela con la que es posible conectar desde su primer capítulo, que te atrapa por completo y cuya lectura es toda una delicia. Estamos ante una historia sobre el autodescubrimiento, que tan necesario es en muchas ocasiones y sobre el que tanto podemos aprender a través de las experiencias de Leena y Eileen.

Ahora bien, si hay algo que se pueda reprochar respecto a la trama es su final, que Beth O'Leary ha alargado de manera innecesaria para llegar a una conclusión a la que se podría haber llegado unas cuantas páginas atrás. Es importante, además, el giro argumental que podemos encontrar en sus últimos capítulos respecto a la relación que une a unos de los personajes de la novela y que resulta totalmente sorprendente, si bien es cierto que el final en sí era bastante previsible. La sensación que llega a transmitir, en conjunto, es que cuesta llegar hasta dicho final incluso cuando estás viendo cómo se soluciona ya todo el embrollo que forma lo que podríamos denominar como el nudo de la historia.

Otro aspecto a destacar de la novela es la naturalidad con la que Beth O'Leary nos introduce algunos de los temas más peliagudos que forman parte de la novela (y de nuestro día a día) con una perspectiva bastante inusual, pero que resulta como un soplo de aire fresco. Además, todas las personas que se hayan enfrentado a la muerte de un ser querido podrán verse reflejadas en cualquiera de sus protagonistas e incluso con la manera en que el resto de personajes trata la situación, habiendo creado así una historia de lo más cercana para sus lectores. 

Se echa en falta, ahora bien, una prosa que esté un poco más trabajada. No es que el libro esté mal escrito, ni mucho menos, pero se encuentra narrado en primera persona (intercalando los capítulos narrados por Leena y los narrados por Eileen) y en cuanto a estilo son prácticamente idénticos, con lo que resulta prácticamente imposible identificar quién está narrándonos cada capítulo si no fuera porque aparece su nombre justo al principio y/o por la aventura que está viviendo cada una de ellas.

Sin ninguna duda, uno de los puntos fuertes que podemos observar en En tus zapatos son sus protagonistas, que conforman un dueto de mujeres fuertes y que demuestran una gran evolución a lo largo de la historia, permitiéndonos crecer a nosotros mismos a la vez que lo hacen ambas. Eileen, es sin ninguna duda, todo un acierto, un personaje complejo y que nos da una visión de la vejez como pocas veces vemos en la ficción. La novela, además, cuenta con una selección de personajes secundarios encantadores que se ganan un pedacito de tu corazón, destacando sobre todo algunos como Nicola o Letitia, personajes con los que te gustaría poder cruzarte en el mundo real. 

En definitiva, En tus zapatos se trata de una novela con una historia tierna y conmovedora, cuya lectura es totalmente enriquecedora.

01 diciembre, 2021

Crítica de cine: Spencer (2021)

Título: Spencer
Título original: Spencer
Dirección: Pablo Larraín
Producción: Pablo Larraín | Juan de Dios Larraín | Jonas Dornbach | Paul Webster | Janine Jackowski | Maren Ade
Guion: Steven Knight
Reparto: Kristen Stewart | Timothy Spall | Jack Farthing | Sally Hawkins | Sean Harris
Duración: 116 min.
Año: 2021
Productora: Fabula | Komplizen Film | Shoebox Films | Filmnation Entertainment
Distribuidora: Neon

El director chileno Pablo Larraín (El Club, Jackie, No) se pone al frente de la nueva producción sobre la vida de la princesa Diana (Lady Di), a la que da vida Kristen Stewart (Crepúsculo, Café Society, Los Ángeles de Charlie), y que debutó en la 78ª edición del Festival Internacional de Cine de Venecia.

Spencer transcurre durante las vacaciones de Navidad de la Familia Real británica a principios de los 90, pocos años antes del trágico accidente que terminaría con la vida de Lady Di. Durante tres días, somos testigos de una Diana de Gales ya cansada y que decide enfrentarse a todas las imposiciones y la presión que la acompañaron hasta el fin de sus días.

Uno de los mayores éxitos del filme es su extraordinaria fotografía, a cargo de Claire Mathon. Nos ofrece, además, una estética de lo más absorbente y que da lugar a una atmósfera en la que la melancolía cobra un protagonismo indiscutible, a la vez que nos transmite una sensación de asfixia que alcanza al espectador de una manera insospechada. 

El biopic de Pablo Larraín nos presenta una visión original sobre la princesa de Gales, que nos ofrece un trasfondo mucho más profundo de lo que estamos acostumbrados en torno a su figura y que era desconocido para muchos. Además, hay una clara declaración de intenciones en el mismo vocabulario que utiliza la princesa en la película, dándonos así una versión mucho más cercana y con la que podemos empatizar de un icono mundial y sobre el que tanto se ha hablado.

Dos de los elementos que cabe destacar también a la hora de hablar de Spencer serían el vestuario y la música que ambientan el filme. Jacqueline Durran, quien estuvo a cargo del vestuario de la película, ha conseguido reflejar con gran fidelidad y de una manera impresionante los atuendos tan icónicos que vistió la princesa Diana. La banda sonora de la cinta, por otro lado, está compuesta por Jonny Greenwood y no puede ser más acertada para cada una de las escenas en las que suena cada pieza musical. Además, la incorporación de All I Need Is A Miracle de Mike + The Mechanics en los minutos finales de la película resulta totalmente apoteósica.

Kristen Stewart se ha puesto delante de la cámara para interpretar un papel en el que encaja a la perfección y en el que está, simple y llanamente, deslumbrante. Estamos ante una actuación en la que prácticamente sobran todas las palabras, pues la actriz logra transmitir toda la esencia de Lady Di a través de un lenguaje más visual, es decir, a través de sus gestos y miradas, llevándolo hasta tal extremo que son varias las escenas del filme en las que llegas a darte cuenta de que estabas conteniendo el aliento. El primer adjetivo que le viene a uno a la cabeza a la hora de valorar su interpretación de la princesa Diana no es otro que brillante.


A pesar de que todas las miradas se dirigen hacia ella mientras está en la pantalla, no hay que desestimar el trabajo llevado a cabo por el resto del reparto, ya que se ve rodeada por todo un cortejo de actores que no se quedan atrás y que están también a la altura de la cinta, destacando sobre todo el papel que desenvuelve Timothy Spall (Major Alistar Gregory).

Spencer de Pablo Larraín es, en definitiva, una de las grandes películas del año y no nos extrañaría que fuera una de las grandes candidata en la próxima edición de los Premios de la Academia.

27 noviembre, 2021

Reseña: Tres chicos buenos de Pablo Wessling

Título: Tres chicos buenos
Autor: Pablo Wessling
Saga: No / Autoconclusivo
Editorial: Roca
Número de páginas: 176 
Fecha de publicación: 4 de marzo de 2021

Pablo Wessling (Barcelona, 1984) lanza su primera novela, Tres chicos buenos, un año después de la publicación del que fuera su estreno dentro del mundo editorial con el libro de ilustraciones Rita pinta con su tinta

Tristán, Guille y Luis son tres amigos que llevan posponiendo un viaje a Benidorm durante varios años, pero por fin se han animado a llevarlo a cabo. Sin embargo, mientras están en camino hacia su próximo destino, deciden tomar otro rumbo cuando se cruzan con Olegario, antiguo socio de negocios y amigo del padre de Tristán y que parece ser el responsable de que toda su familia se esté desmoronando poco a poco. Lo que empieza siendo como un viaje por carretera entre amigos terminará convirtiéndose en algo mucho más peligroso de lo que en un primer momento imaginaron.

En Tres chicos buenos nos encontramos ante una lectura rápida y ágil, no sólo gracias a su brevedad sino también por la manera en que está escrito (con una prosa de lo más fresca y cercana). Además, es uno de esos libros que te atrapa desde el comienzo, impidiéndote que lo sueltes hasta que no lo hayas terminado.

Ahora bien, hay algunos momentos en los que se pasa muy por encima de algún que otro detalle, no permitiendo que el argumento tenga un desarrollo algo más profundo y dejándonos algo fríos en según qué escenas, provocando en nosotros la sensación de que la historia no está perfilada al completo. Esto viene dado también por el ritmo de la novela, puesto que se nos narra todo de una manera de lo más acelerada, pasando de una cosa a la siguiente en apenas unas páginas.

Por otro lado, es de alabar el trabajo que ha hecho Pablo Wessling en la creación de la atmósfera que rodea toda esa trama, puesto que es muy fácil conectar no sólo con la historia sino también con los personajes. Esto es así hasta tal punto que son varias las escenas en las que una leve sonrisa te aparece en los labios de manera irremediable, sobre todo en cuanto a la relación que mantienen nuestros tres protagonistas, cuya amistad es un regalo para los lectores. El autor, además, ha conseguido que la unión entre ese viaje por carretera y el misterio que va tomando relevancia dentro de la historia poco a poco se complementen a la perfección, lo que hacen que su lectura sea toda una delicia.

De cualquier manera, la historia termina y, si bien es cierto que queda cerrado el argumento en ámbitos generales, son bastantes los cabos que quedan sueltos y sobre los que no llegas a saber nada, con lo que se trata de un final que te sabe a poco y sobre el que te quedas con ganas de descubrir más.

Ya hemos mencionado la relación de amistad de los personajes, con los que además es fácil empatizar. Ahora bien, a esto habría que añadirle el hecho de que son personajes de lo más entrañables: estamos ante un pequeño grupo de amigos de lo más dispares pero que te contagian su alegría, su pesar, su rabia... Son de éstos personajes con los que te gustaría cruzarte en el mundo real e, incluso, de los que te gustaría tener como amigos ya que sabes que con ellos la diversión estaría asegurada.

En conclusión, Tres chicos buenos es es una novela que termina sorprendiendo y cuya lectura es de lo más amena y adictiva. Totalmente recomendada para aquellas personas que tengan ganas de un libro que puedan devorar en tan sólo unas horas.

24 noviembre, 2021

Crítica de cine: tick, tick...BOOM! (2021)

Título: tick, tick...BOOM!
Título original: tick, tick...BOOM!
Dirección: Lin-Manuel Miranda
Producción: Lin-Manuel Miranda | Brian Grazer | Ron Howard | Julie Oh 
Guion: Steven Levenson | Jonathan Larson (basado en el musical de)
Reparto: Andrew Garfield | Alexandra Shipp | Robin de Jesus | Vanessa Hudgens | Joshua Henry | Jonathan Marc Sherman | MJ Rodriguez | Ben Ross
Duración: 115 min.
Año: 2021
Distribuidora: Netflix

Lin-Manuel Miranda (creador y protagonista de los musicales de éxito Hamilton e In the Heights) se estrena como director con una película que se basa en el musical tick, tick...BOOM! que escribió Jonathan Larson antes de Rent (1996). 

La película, que está ambientada en Nueva York en 1990, nos sitúa ante un Jonathan Larson (Andrew Garfield) que está a punto de cumplir los 30 años. El tiempo, la pobreza y las presiones sociales juegan en contra de Larson, que está preparando su primer musical, SUPERBIA, que va a presentar en un taller con la idea de que algún productor se anime a comprar la obra para llevarla al teatro.

Lin-Manuel Miranda transmite una cercanía a lo largo del filme que resulta encomiable, no sólo en cuanto a los números musicales (sobre lo que hablaremos más adelante), sino también en lo respectivo al tema sobre el que trata el musical de Jonathan Larson y que ha sido llevado a la pantalla de una manera espléndida: es fácil empatizar con esa rabia, esa frustración y ese deseo de prosperar en lo que realmente te llena y que siente Larson, pues se trata de un tema que se puede trasladar perfectamente a nuestra realidad, incluso cuando ya han pasado 30 años de que se escribiera la obra.

La manera en que Lin-Manuel Miranda ha decidido contar la historia de Jonathan Larson es fascinante, respetando la idea original en que la obra fue concebida en un primer momento pero transformándola al lenguaje cinematográfico de una forma espectacular, ya que podríamos hablar de tres técnicas narrativas diferentes. Para empezar, hay que tener en cuenta que la película da la sensación de tratarse casi de un documental, sobre todo al inicio y al final de la película, con esa voz en off que nos va a narrar parte de la historia (aunque de manera muy breve). 


Para explicar la segunda técnica narrativa que utiliza el director, hay que aclarar un par de cosas acerca del musical. tick, tick...BOOM! fue ideado como un «monólogo de rock» semi-autobiográfico por Jonathan Larson, que no tuvo suerte con el espectáculo y lo tuvo que revisar continuamente por lo que, después de su muerte, se encontraron hasta 5 versiones diferentes del libreto. En 2001, en cambio, el dramaturgo David Auburn se puso a revisar el musical de Larson, dejando de lado el monólogo para pasar a ser una obra para tres voces y que finalmente consiguió el favor del público que no pudo disfrutar Larson en vida. Es esto mismo lo que vamos a ver en la versión de Lin-Manuel Miranda, que mantiene algunas de las escenas de la película, poniéndonos a Andrew Garfield ante el escenario (junto a Vanessa Hudgens y Joshua Henry para completar el triplete, además de la banda de rock que quería el dramaturgo para su obra) como si estuviéramos viendo la pieza teatral que fue ideada originalmente.

Por último, cabe decir que esa perspectiva se combina a la perfección con lo que podríamos llamar como «la realidad», pudiendo ver así en primera persona lo que nos está contando (o cantando) nuestro protagonista y obteniendo así una versión mucho más completa. Cabe aclarar, de cualquier manera, que, si la estructura de la película puede parecer complicada, no lo es en ningún momento, sino que nos aporta una versión del musical mucho más atractiva ante nuestros ojos.


Ahora bien, tick, tick...BOOM! es un filme que no llega a maravillar a nivel visual en sus números musicales, aunque la mayoría resultan ingeniosos y resultan una delicia para el espectador, que no podrá evitar que una leve sonrisa alcance sus labios pues son de lo más animadas incluso cuando el tema de la canción sea más «triste» de lo que parece.

Una de las grandes sorpresas del filme es la calidad vocal de Andrew Garfield. Si bien es cierto que se nota que no estamos ante un cantante al uso, con una potencia vocal deslumbrante, el actor se desenvuelve a la perfección en todas las canciones que componen la película, demostrando todo el trabajo que llevó a cabo para prepararse para la misma (tomó clases de canto durante 1 año y aprendió incluso a tocar el piano). A nivel interpretativo, además, está espléndido, logrando una actuación que desborda talento en cada plano.  Por su parte, poco se puede decir del resto de los intérpretes de la película, que están a la altura de Andrew Garfield, a pesar de que es él el centro de toda la atención.
La música de la película, que fue escrita por Jonathan Larson, trata temas con los que te puedes sentir identificado: todos podemos sacar algún mensaje de ella, algo que podamos aplicar a nuestra realidad. Además, son temas de lo más eclécticos con los que es fácil conectar. Si bien es cierto que hay un par de ellos que sobresalen por encima del resto (como podría ser Therapy o Come to Your Senses), cuando escuchas la banda sonora del filme irás descubriendo que no puedes saltarte ninguna de las canciones de la misma, consiguiendo que no te las puedas sacar de la cabeza durante varios días.

tick, tick...BOOM! es, en definitiva, un claro homenaje a Jonathan Larson que, esté donde esté, se sentirá orgulloso de ver la forma en que Lin-Manuel Miranda ha tratado la obra a la que dedicó tanto tiempo y empeño.

21 noviembre, 2021

Reseña: Feather Girl de Tonya Hurley

Título: Feather Girl
Título original: Feathervein
Autor: Tonya Hurley
Saga: No / Autoconclusivo
Editorial: Alfaguara
Número de páginas: 264
Fecha de publicación: 15 de abril de 2021

Tonya Hurley (Union Town, Pensilvania) se ha convertido en todo un emblema para la literatura infantil y juvenil de los últimos años desde que iniciara su carrera con la publicación de la saga Ghostgirl (que se convirtió en un éxito inmediato a nivel internacional), a la que dio el relevo con la trilogía The Blessed. Ahora, regresa a las librerías con Feather Girl: La chica que tenía pájaros en la cabeza, una nueva novela repleta de fantasía al más puro estilo de sus predecesoras.

Wren Grayson parece tener una relación muy especial con los pájaros, que la persiguen allá donde vaya y la dejan presentes en el alféizar de la ventana todas las mañanas; además, tanto sus padres como su abuelo son ornitólogos, por lo que toda su vida parece girar en torno a las aves. Sin embargo, la realidad es muy distinta: Wren odia los pájaros, a quienes culpa por la desaparición de su madre en Moon Island mientras investigaba un extraño fenómeno por el cual todas las aves que entran en contacto con el agua del lago Larme se convierten en piedra. Parece que todo el mundo se ha resignado y la dan por muerta, pero ¿qué pasará cuando Wren decida emprender la búsqueda por su cuenta?

Feather Girl es una novela de lectura ágil, que consigue atrapar al lector desde su primer capítulo, no sólo por su argumento (aunque hay que admitir que el peso que este ejerce, ya que no puedes parar de leer hasta llegar al final y ver cómo se desenvuelve toda la historia) sino también por la atmósfera que ha creado su autora, pues mantiene una estética deslumbrante y totalmente evocadora.

Por otro lado, es de alabar que la autora se haya atrevido a incorporar en su novela una historia tan desgarradora como la que vive Dyami (y que, por desgracia, está tan presente en nuestro día a día), si bien es cierto que pasa muy por encima de ella y hubiera resultado mucho más interesante si nos la hubiera narrado con una mayor profundidad. 

Fotografía por Kim Lang
Además, la trama incorpora un par de elementos que provienen de las mitologías maya y apalache y que, si en un principio puede parecer que no tienen nada que ver la una con la otra, es notable el gran trabajo que ha realizado Tonya Hurley a la hora de encajarlas dentro de su libro.

Ahora bien, si hay algo que no resulta del todo agradable cuando hablamos del argumento sería que, al final, resulta bastante predecible y los giros argumentales no lo son tanto puesto que hay un par de capítulos dentro del libro en los que se nos dan pistas sobre lo que va a ocurrir a continuación, por lo que no es difícil hilarlo con el resto de la historia y descubrir qué es lo que va a terminar sucediendo.

El vocabulario o la prosa de la obra está muy cuidada y trabajada, empleando términos relacionados con los pájaros (a la vez que nos aportan datos que serán, en mayor o menor medida, desconocidos para el lector), quedando así totalmente ligado al tema de la novela.

Son tres los personajes que más relevancia tienen dentro de la trama. En primer lugar (y como era de esperar) se encuentra Wren Grayson, nuestra protagonista, una niña de doce años que se sale de lo cotidiano, pero con la que resulta fácil conectar. Casi todos nos hemos sentido una especie de rara avis en algún momento de nuestra vida, por lo que la evolución que vamos observando en un personaje como Wren nos resulta muy familiar. Por otro lado, está Dyami, sobre el que ya hemos hablado en los anteriores párrafos. Por último, nos encontramos con Dahlia, la sacerdotisa, que se trata de una villana apasionante sobre la que gustaría saber mucho más, además de ser un personaje con el que terminas empatizando a pesar de todo. 

Feather Girl: La chica que tenía pájaros en la cabeza es una oda sobre abrazar tu verdadero yo, con todas sus peculiaridades y diferencias que al final nos hacen únicos. Una historia sobre encontrarse a uno mismo que no dejará indiferente a nadie.

18 noviembre, 2021

Crítica de cine: Más dura será la caída (2021)

Título: Más dura será la caída
Título original: The Harder They Fall
Dirección: Jeymes Samuel
Producción: Lawrence Bender, Jay-Z, James Lassiter, Jeymes Samuel
Guion: Jeymes Samuel, Boaz Yakin
Reparto: Jonathan Majors, Idris Elba, Zazie Beetz, Regina King, Deltroy Lindo, Lakeith Stanfield, RJ Cyler, Danielle Deadwyler, Edi Gathegi, Deon Cole
Duración: 139 mins.
Año: 2021
Distribuidora: Netflix

Jeymes Samuel (también conocido como The Bullitts) estrena su ópera prima en Netflix, un wéstern crepuscular en el que cuenta con un elenco de escándalo, que da vida a una serie de personajes basados en cowboys del siglo XIX que existieron en realidad (aunque la historia en sí no sea más que ficción).

En la película, nos encontramos ante Nat Love (Jonathan Majors), un forajido con sed de venganza: cuando era tan sólo un niño, sus padres fueron asesinados delante de sus propios ojos por la banda de Rufus Buck (Idris Elba), quien, además, le dejó una marza con forma de cruz en la frente, hecha con una navaja, antes de dejarle a su suerte. Años después, Rufus Buck se encuentra en prisión pagando por todos sus crímenes, pero Nat se entera de que va a ser puesto en libertad dentro de muy poco, por lo que reúne a su banda para enfrentarse a él.

La trama, que podría parecer simple si solo nos quedamos con una visión bastante general de la misma, funciona como un engranaje que nos va desvelando poco a poco toda una serie de detalles con los que vamos siendo testigos de una profundidad en la que no habíamos caído al principio, presentándonos asimismo a unos personajes complejos, con unas historias personales que nos permiten entender el momento en el que están actualmente. Por otro lado, cabría mencionar el giro argumental al que nos enfrentamos en los últimos minutos de la película, que nos deja totalmente anonadados.

Jeymes Samuel no tiene ningún tipo de escrúpulo a la hora de enseñar la violencia en su cinta, llegando incluso a mostrar cierta predilección por ella, que viene acompañada por su gusto por la sangre. Ahora bien, las escenas en las que esto sucede están siempre grabadas de una manera impecable que nos permite disfrutarlas visualmente, ya que estilísticamente resultan impresionantes, demostrando así lo cuidadas que están todos y cada uno de los fotogramas que componen la película. Tiene, además, cierta reminiscencia del cine de Quentin Tarantino, pero sin que llegues a echar en falta originalidad.

El reparto del filme, por su parte, demuestra el gran trabajo de preparación que ha sido llevado a cabo para cada uno de los personajes de los que somos testigos en la pequeña pantalla, permitiéndonos de esta manera asistir a unas actuaciones que tienen muy poco (o nada) de reprochables.

Otro de los grandes aciertos de Más dura será la caída es su banda sonora, que cuenta con canciones que pueden sorprender en un primer momento por el género al que pertenece la película, ya que muestran una clara influencia del Hip Hop, aunque no es de extrañar, puesto que quienes están a cargo de ella son Jay-Z y el propio director de la cinta (quien es también cantante). Además, se nota que es música que ha sido escrita exclusivamente para la película, acompañando así a cada una de las escenas de una manera magistral y que encaja en todas ellas a la perfección.

Más dura será la caída se trata, pues, de una película que va a dar de qué hablar, y no precisamente en el mal sentido de la expresión, sino más bien todo lo contrario. Una película con la que se puede disfrutar desde su inicio hasta el final.

15 noviembre, 2021

Crítica teatral: Bernarda y Poncia (Silencio, nadie diga nada)

Federico García Lorca, uno de los autores más destacados de la dramaturgia y poesía universales, nos regaló obras teatrales tan bellas como La casa de Bernarda Alba, que es quizá su trabajo más reconocido. Ahora, 85 años después de que fuera escrita, Pilar Ávila se ha atrevido a retomar los personajes de Lorca en un texto que se está representando actualmente en la sala Lola Membrives del Teatro Lara, con Manuel Galiana como director. La obra, además, cuenta con la propia Pilar Ávila para interpretar a Bernarda, mientras que Pilar Civera se enfrenta al papel de Poncia.

En Bernarda y Poncia (silencio, nadie diga nada), han transcurrido 8 años tras la muerte de Adela, la que fuera la hija menor de Bernarda Alba (y hecho con el que termina la obra de Lorca). A través de las conversaciones de ésta última con Poncia, la criada de la casa, nos enteraremos de todo lo que ha ido acaeciendo en la vida de ambas durante este periodo de tiempo, además de desenterrar fantasmas del pasado.

Se trata, así pues, de una historia que nos da presenta una nueva versión acerca de unos personajes que todos conocemos, manteniéndolos en todo momento fieles a los que creó en su momento Federico García Lorca. La función, en resumen, profundiza en unos personajes sobre los que todos sentíamos la necesidad de conocer más, con una historia que te conmueve. Además, te transmite una cierta sensación de familiaridad con ellos, presentándonos a unos personajes a quienes vas a terminar por comprender, no sólo en la actualidad sino también en cuanto a los hechos que sucedieron en el pasado.

Se trata de un texto respetuoso con el original, donde además podemos darnos cuenta del gran trabajo de investigación que ha tenido que llevar a cabo Pilar Ávila a la hora de escribirlo. Además, se trata de un texto bellísimo, con unas metáforas y unas imágenes que te transportan al mismo Federico García Lorca.

Cuenta, además, con una escenografía de lo más simple, pero que recuerda a la que se menciona en el texto de Lorca. No hay que olvidar tampoco el papel tan importante que tiene la iluminación dentro de la obra, que presenta un juego de luces totalmente acertado y que nos permite acercarnos aún más a lo que estamos presenciando.

La sala Lola Membrives, donde se representa la obra, se ve desbordada por la fuerza o potencia que demuestran tener Pilar Ávila y Pilar Civera sobre el escenario, que con tan sólo una mirada o un gesto transmiten toda la esencia de la escena. No hay duda de que, quien se acerque al teatro a ver Bernarda y Poncia quedará deslumbrado ante el portento del que serán partícipes. Además, ambas exhiben una complicidad brutal en una obra que exige justamente eso.

Por otro lado, es de alabar también la gran intimidad que transmiten sus actrices a lo largo de sus 80 minutos de representación, creando un ambiente en el que te sientes sobrecogido ante lo que estás viendo, gracias también a lo que hemos comentado con anterioridad: el gran talento que poseen ambas. De hecho, son varios los momentos en los que adviertes que habías estado conteniendo el aliento sin siquiera percatarte de ello.

Si hay algo que falla en la función es la música de la representación que se da en la sala Cándido Lara a la misma vez, que se cuela a través de las paredes y puede llevar a sacarte momentáneamente de lo que estás viviendo en ese momento. Obviamente, cabe aclarar que esto no es para nada culpa del equipo que hay detrás de la obra, pero sí que es algo que se trata de algo que, en el momento, puede llegar a molestarte un poco por la interrupción que ello supone.

En definitiva, Bernarda y Poncia (silencio, nadie diga nada) se trata de una obra que tienes que digerir después de verla debido a la gran carga emocional con la que terminas de verla. Se trata de una representación que te dejará con el corazón en un puño y de la que saldrás fascinado por completo. No es por nada que está respaldada por Ian Gibson, hispanista y especialista en Federico García Lorca, sobre el que ha escrito en innumerables ocasiones.

12 noviembre, 2021

Reseña: La abadía de Northanger de Jane Austen

Título: La Abadía de Northanger
Título original: Northanger Abbey
Autor: Jane Austen
Saga: No/Autoconclusivo
Editorial: Penguin Clásicos
Número de páginas: 376
Fecha de publicación: 15 de octubre de 2021 | 1818 (original)

Jane Austen (Steventon, 1775 - Winchester, 1817) no necesita presentación: es una de las autoras más importantes de la literatura universal, con obras que la han dotado del don de la inmortalidad y por las que siempre será recordada, tales como Sentido y Sensibilidad, Orgullo y Prejuicio, Mansfield Park, Emma o Persuasión. La abadía de Northanger fue la primera novela que estuvo lista para su publicación y, de hecho, sus derechos habían sido comprados por un editor que, por razones desconocidas, finalmente nunca la puso en el mercado. El hermano de Jane Austen se volvió a hacer con los derechos de la novela y, por fin, después de ser revisada, fue publicada póstumamente en 1818.

En ella, la joven Catherine Morland se va de viaje a Bath (Inglaterra) con unos amigos de la familia (Mr. y Mrs. Allen) para ser presentada en sociedad, donde conocerá a Isabella Thorpe, de quien se volverá inseparable desde ese momento, acudiendo juntas a los diferentes eventos sociales de la época: visitarán el balneario, irán a bailes... Allí, además, conocerá a Henry Tilney, de quien quedará totalmente prendada.

Desde un primer momento y, gracias a la técnica narrativa que utiliza Jane Austen, nos vemos inmersos en un mundo del que no quieres salir, que resulta totalmente cautivador para los lectores modernos, un mundo del que muchas veces no sabemos tanto y que Jane Austen ha logrado plasmar con total fidelidad. Además, se apoya sobre una ironía y un humor ácido, que de una manera sutil pero completamente práctica consigue tener cierto impacto en el lector, quien va a cuestionarse algunos temas que en muchas ocasiones (y, sobre todo, en esa época, aunque siguen vigentes hoy en día a pesar de haber avanzado mucho respecto a ello) podían levantar ampollas, pero que son, a su vez, tan necesarios poner en tela de juicio.

Ahora bien, no se puede negar que algunos de los acontecimientos que vive Catherine pueden resultar algo tediosos y que su lectura puede resultar pesada para los lectores contemporáneos, a pesar de que la autora no está haciendo más que retratar las que eran las tradiciones de la época, los acontecimientos sociales que realmente se podían vivir en ese momento. Esto sucede porque puede llevar al lector a pensar que la trama no avanza y que realmente lo que se nos está narrando no tiene importancia dentro de la trama, pero no hay que pensar, en cambio, que se trate de algo que le reste calidad a la novela, puesto que en realidad nos permite crear una imagen aún más completa de todo lo que nuestra protagonista está viviendo.

De cualquier manera, es algo transitorio y que, en cuanto Catherine se encuentra en la abadía de Northanger, se ve prácticamente eclipsado por todo lo que empieza a suceder a su alrededor, permitiéndonos olvidarnos de esa sensación que podríamos haber tenido hasta hace tan sólo unas páginas. Por otro lado, hay que alabar el gran trabajo que hizo Jane Austen a la hora de incorporar unas páginas en las que el misterio toma protagonismo puesto que (si bien es algo que en un primer momento no nos podríamos imaginar que tuviera cabida dentro del argumento) le suma atractivo a la obra en su conjunto, haciendo que el lector viva una tensión que no hace más que aumentar y que te atrapa en su totalidad.

En cuanto a los personajes, poco hay que decir de ellos más que están perfilados de una manera impecable, ganándose nuestra protagonista un lugar privilegiado dentro de nuestro corazón, un personaje que inolvidable y que tiene una profundidad como pocas veces nos encontramos. Además, sus ocurrencias (debido a su inocencia y a que se trata de una joven que no ha vivido más que a través de sus lecturas) resultan tiernas a cualquiera que se anime a leerlas.

Escrita de una manera pulcra, con una pluma inmejorable y que hará las delicias de los lectores, La abadía de Northanger es una lectura obligatoria, que desprende calidad por los cuatro costados y ante la que quedarás deslumbrado tanto si ya has leído alguna novela de Jane Austen con anterioridad como si se trata de la primera vez que te acercas a su obra.

08 noviembre, 2021

Crítica de cine: ¡Qué duro es el amor! (2021)

Título: ¡Qué duro es el amor!
Título original: Love Hard
Dirección: Hernán Jiménez
Producción: McG, Mary Viola
Guion: Rebecca Ewing, Danny Mackey
Reparto: Nina Dobrev, Jimmy O. Yang, Darren Barnet
Año: 2021
Duración: 105 min.
Distribuidora: Netflix

En tan sólo 7 viernes llega Nochebuena, y no hay mayor muestra de ello que entrar a ver cuáles son las próximas incorporaciones del catálogo de Netflix, entre ellas ¡Qué duro es el amor!, que llegó a la plataforma el pasado 5 de noviembre. Con un elenco liderado por Nina Dobrev (The Vampire Diaries), esta nueva comedia romántica se encuentra ya en el Top 10 de Netflix.

Natalie (Nina Dobrev) es una periodista que escribe para una conocida página web, donde publica una serie de textos en los que cuenta sus desastrosas citas con chicos con los que hace match en una app, pero esto cambiará cuando conoce a Josh, un atractivo e interesante chico con el que siente una conexión casi instantánea y por el que tomará un avión para sorprenderle por Navidad. Sin embargo, cuando llega a su casa sucede lo peor: resulta que ha sido engañada y que, quien cree que podría ser el amor de su vida, es una persona totalmente diferente.

Vamos a tratar, en un primer momento, el argumento, que queda resumido en la sinopsis anterior. ¡Qué duro es el amor! tiene una historia bastante simplona (algo que no sorprende, teniendo en cuenta el género al que pertenece), pero en la que podemos encontrarnos con algunos agujeros considerables, que hacen que termines viendo la película con la sensación de que estás ante unos hechos que son básicamente improbables que sucedan. La magia del cine, pues, no logra convertir lo imposible en posible ante los ojos del espectador en esta ocasión. 

Por otro lado, tenemos una historia de amor a la que le falta originalidad y que está repleta de clichés hasta tal punto que uno no consigue conectar de pleno con ella y no te conmueve en lo más mínimo, ni siquiera en el que será el punto álgido de la trama. La comedia, en la película, además, no termina de funcionar y no hay más que un par de ocasiones en las que se te puede escapar alguna risilla, que no llega a ser más que algo breve y sin relevancia.

Esto es así de tal manera que el final de la película es totalmente previsible, lo que no permite disfrutarlo del todo, si bien es cierto que se hace entretenida. Hay que destacar, no obstante, que el filme tiene un mensaje bastante interesante y que te hace reflexionar, con lo que la película, en su conjunto, se deja ver y no termina por derrumbarse como podría parecer en un primer momento.

Con unas actuaciones más que decentes, es cierto que se ha llevado el personaje de Nina Dobrev (Natalie) hasta el extremo, resultando así demasiado forzado, con lo que termina por desagradarte en ciertos momentos (aunque es cierto que es algo puntual y que, en general, tiendes a tolerarlo e incluso a disfrutar con sus ocurrencias).

En definitiva, ¡Qué duro es el amor! es una película que parece que va a naufragar en todo momento, pero que consigue mantenerse a flote por los pelos, permitiéndote disfrutar con ella.