En las tenebrosas minas de sal de Endovier, una muchacha de dieciocho años cumple cadena perpetua. Es una asesina profesional, la mejor en lo suyo, pero ha cometido un error fatal. La han capturado. El joven capitán Westfall le ofrece un trato: la libertad a cambio de un enorme sacrificio. Celaena debe representar al príncipe en un torneo a muerte, en el que deberá luchar con los asesinos y ladrones más peligrosos del reino. Viva o muerta, Celaena será libre. Tanto si gana como si pierde, está a punto de descubrir su verdadero destino. Pero ¿qué pasará entretanto con su corazón de asesina?
Trono de cristal llevó a Sarah J. Maas a lo más alto de las listas de libros más vendidos, convirtiéndose en un clásico inmediato y en un fenómeno de masas que la siguió durante la publicación del resto de la saga, así como de sus otras series, Una corte de rosas y espinas y Ciudad medialuna. Trono de cristal es el inicio de una saga que promete ser trepidante y quedarse para siempre en la memoria colectiva.
Si hay algo en lo que destaca Sarah J. Maas en todas sus novelas es en la creación de un mundo profundo y apasionante y así ocurre también en Trono de cristal: a pesar de que se trata de un volumen de lo más introductorio, las pequeñas pinceladas que nos permite ver sobre su ambientación nos deja con ganas de más y está increíblemente bien logrado.
Otro de los aspectos que más me han gustado de la novela ha sido, sin ninguna duda, la construcción de sus personajes y, sobre todo, de su protagonista, Celaena, un personaje que podríamos denominar como gris en el mejor sentido de la palabra: quizá no se trate de la mejor persona, pero consigue encandilar al lector desde el capítulo uno. Es un personaje sobrecogedor que demuestra sus ganas de (sobre)vivir en todo momento y que incluso en sus momentos más oscuros se ve acompañado de un humor de lo más mordaz que termina por ganarse a los lectores. Además, se ve rodeada de otra serie de personajes con un brillo propio que los permite destacar, sobre los que vamos a querer saber más y más.
Ahora bien, aunque la relación que se va dando entre Celaena y Dorian a lo largo de la novela no es lo más original que nos vayamos a encontrar, la manera en la que esta está construida y su evolución resulta de lo más creíble.
Tenía miedo de enfrentarme a Trono de cristal porque siempre me decían que cuando la saga se pone realmente buena es a partir de su tercera parte, pero no me ha defraudado en ningún momento y, si esto es solo el principio, no me puedo imaginar cómo puede avanzar su historia para llegar a superarlo.
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