Elle Woods es la presidenta de la asociación de estudiantes femeninas Delta Nu, asidua seguidora de los dictados de las revistas de moda: glamour, manicura, shopping y complementos total pink. Su novio, Warner, descendiente de una dinastía de senadores, la abandona repentinamente porque la considera demasiado rubia y demasiado superficial. Decidida a recuperarlo, Elle usa su encanto, ingenio e inteligencia para conseguir la admisión en Harvard, misma facultad a la que va a asistir su ex.
Tras su éxito en Broadway, el West End de Londres e Italia, llega a Madrid Una rubia muy legal: el musical, basada en la película homónima de 2001 que no pasó desapercibida para nadie. La obra se puede disfrutar desde el 29 de septiembre hasta el 7 de enero en el Teatro La Latina de Madrid.
Por su lado, la escenografía, que en un primer momento podría parecer algo simple y que se lleva a cabo, en su mayoría, a través de distintas proyecciones, funciona a la perfección y logra unos cambios de escena de lo más ágiles, cumpliendo de una manera más que sobresaliente con su cometido.
El trabajo desempeñado por Veróniza Iozzi respecto al vestuario de la obra resulta fascinante: a través de la indumentaria de cada uno de los personajes se consigue trasladar su personalidad al público, lo que permite conocerlos desde el momento en que aparecen en el escenario. Además, muchos de ellos resultan brillantes, robándose la escena al completo. El trabajo de peluquería, en cambio, deja mucho que desear, ya que las pelucas utilizadas por las chicas sobresalen por lo falsas que se ven.
Lucía Ambrosini deslumbra como la protagonista perfecta para el musical, habiéndose hecho con el papel de Ellen Woods de una manera espléndida y acompañándolo con una voz y unos pasos de baile de matrícula de honor. A su lado, destaca también el trabajo desempeñado por Íñigo Etayo, Ricky Merino y Maia Contreras, cuyas interpretaciones están también a la altura de la protagonista.
En definitiva, Una rubia muy legal: el musical consigue sobresalir en todo momento: te sorprenderás a ti mismo sonriendo durante gran parte de la representación y, más tarde, sin poder sacarte sus canciones de la cabeza. Un musical optimista y con un mensaje precioso que merece la pena de principio a fin.
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