Título: El (sin)sentido del amor
Autor: Javier Ruescas
Editorial: Montena
Número de páginas: 208
Año de publicación: 2015
Precio: 12,95€ (físico) / 8,54€ (kindle)
La fiesta que da inicio a las vacaciones parece sacada de una peli: una casa enorme y un montón de chicos bebiéndose el último verano antes de la universidad.
No es el ambiente de Lana, que preferiría estar con la cabeza metida en sus ilustraciones. Pero Ciro, el blogger anónimo del momento y su mejor amigo, la ha arrastrado hasta allí porque dice que es donde está la emoción. Y no se equivoca: en esa fiesta, Lana conoce a un chico con quien se siente inesperadamente cómoda; la anfitriona tiene una gran bronca de celos con su novio y Julia, la mejor amiga de Lana, no llega a encontrarles porque en el camino conoce a un perfecto desconocido con el que pasa la noche.
Aunque llevaba tiempo con ganas de leer alguna novela de Javier Ruescas y El (sin)sentido del amor me llamaba la atención, no sabía muy bien qué podría encontrarme cuando decidí leerla y, la verdad, me he llevado una gran decepción.
Es verdad que me ha gustado la prosa de Javier Ruescas y me ha parecido que está bien escrita, pero el tono que ha utilizado en la obra no ha terminado de convencerme para el tipo de novela que es y para la historia que se esconde entre sus páginas.
En cuanto a la trama, he de decir que, para ser una novela tan breve, está repleta de topicazos desde que empieza y es previsible en todo momento. Por otra parte, me ha sido imposible conectar con la historia y con sus personajes, que me han dejado bastante frío. Además, me esperaba bastante más del giro argumental que se da en los últimos capítulos del libro, pero siendo sinceros lo he visto un sinsentido y muy poco creíble a pesar de que no me lo hubiera esperado nunca.
Tiene la ventaja de que se trata de una lectura rápida, fresca y entretenida, pero en ocasiones –sobre todo durante la primera mitad– se me ha hecho tediosa y me daban ganas de abandonarla. Sin embargo, sí que ha conseguido engancharme hacia la segunda mitad y, a partir de ese momento, la he disfrutado algo más.
—Algunos escogerán la más sencilla, otros la más enrevesada y complicada, o la más tierna, o la más pasional… —Sonrió encogiéndose de hombros—. Y aun así, seguirá dando igual, porque la pintura, como el amor, continuará siendo un total, perfecto y absoluto sinsentido.
Por último, los personajes son en su gran mayoría planos y bastante típicos, para nada profundos y, como ya he dicho antes, no he logrado conectar con ninguno de ellos.
En definitiva, una lectura entretenida a ratos pero que en ningún momento pasará de eso.
2/5
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