Autoría: Roberto Pérez ToledoDirección: Edgar CórcolesAyudante de dirección: Mario RonsanoEscenografía e iluminación: José Antonio RoyoMúsica: Alejandro VenturaVídeo: Edgar CórcolesRegiduría: Rebeca PueoIntérprete de signos: Elena AbadíaFotografía: RomerodeLuqueTráiler: Ester GascónDirección de producción: Toño Monzón | José Antonio RoyoDistribución: Artimaña-Cahti Calvo | Nacho VilarReparto: Carlos Soroa | Enrique Cervantes | Emma Vallejo | Jonás TorresProductora: PattyBrava | Factory Producciones
Lucho es sordo pero Jaime tiene mucho que contarle. Es invierno, y los dos acaban de conocerse. El primer flirteo en un centro comercial ha desembocado en un paseo por las calles de Madrid, donde sus pasos les encaminan hacia el piso de Jaime. Es evidente que se gustan, y Jaime se esfuerza por vocalizar mucho para que Lucho descifre sus labios. Lucho le enseña a Jaime lengua de signos y se convierte en presencia habitual en la casa, con permiso de Pote, su compañero de piso. Entre palabras y signos se enamoran a trompicones, mientras resquebrajan sus corazas, sus mundos chocan y Jaime indaga en la misteriosa intimidad de Lucho, que incluye a su hermana Juana, también sorda. Y, entre tanto, Jaime progresa con la lengua de signos gracias a los ejercicios prácticos que le plantea Lucho. “Hoy vamos a fingir que lo dejamos, te voy a enseñar a romper en lengua de signos”, le propone. Pero ¿cuáles son los signos que necesitas conocer para romper el corazón de alguien? Quizás mejor no aprender a expresar ciertos sentimientos, porque las historias de amor que pintaban ideales pueden empezar a tambalearse con cada nuevo descubrimiento.
Más de dos años después de su estreno, Manual básico de lengua de signos para romper corazones, la obra de Roberto Pérez Toledo, vuelve a Madrid, en esta ocasión al Teatro Quique San Francisco y bajo la dirección de Edgar Córcoles.
Uno de los elementos que más me han gustado de la pieza es, sin ninguna duda, su texto, en el que se intercalan los diálogos en lengua de signos con aquellos en lengua oral de una manera muy ágil, formándose así una unión espectacular como no la había visto hasta ahora. Además, se trata de un texto precioso, en el que vamos a escuchar varias frases y reflexiones de esas que resuenan en tu cabeza incluso después de terminar la función y que es difícil expulsarlas de ahí.
Por otro lado, la transición del humor al drama en el espectáculo se hace de una manera brillante. Podemos hablar de ella como una comedia romántica, en la que al espectador le sobreviene la risa constantemente al sentirse cercano ante lo que está viendo en escena. Ahora bien, la obra te sobrecoge de una manera inimaginable en aquellos momentos en los que el drama va ganando terreno, logrando así un nexo impecable entre ambos géneros.
En cuanto a la escenografía, si bien podríamos definirla como simple, funciona de una manera brillante dentro de la pieza, aunque utiliza recursos tanto visuales como sonoros que hacen que su experiencia se disfrute en mayor medida. De hecho, uno de los aspectos que más me han gustado de la misma es el hecho de que sea accesible para personas con discapacidad auditiva en todas sus funciones.
En definitiva, en Manual básico de lengua de signos para romper corazones estamos ante una historia que habla de nuestros miedos, de nuestro propio crecimiento personal y de encontrarnos a nosotros mismos y aceptarnos tal como somos que, como bien dice el propio título de la obra, es capaz de romperte el corazón, pero también de sanarlo. Una obra para romper barreras y que debería ver todo el mundo. Repetiría una y mil veces.